El Tiempo que nos queda
crónica actual del pasado
Eliseo Bayo
De mi cuerda y de mi corro
Prólogo de Francisco Candel,
Yo cuento las cosas porque han pasado a mí, o porque las he visto, o porque las he oído.
O más simple todavía: porque tengo a bien imaginármelas. Todo es cuestión de conocer a la gente,
a nuestra gente, a la que, sangrando, vive y salta dentro de nosotros.
Y si alguien me replica que…etcétera…yo, mientras le echo sal a mi pedazo de patata,
le niego la entrada en el corro y el calor de la hoguera, porque no es mi gente, no es nadie.
O quizá sí: ¡Quizá sea una triste pirueta intelectual!
Lauro Olmo
Por lo que se refiere a Eliseo Bayo, yo le echo sal a mi trozo de patata no le niego la entrada en mi corro ni el calor junto a mi hoguera, porque Eliseo Bayo es mi gente y de mi gente, y por ello es algo. O la reciproca: yo soy de la gente de Bayo y por ello también soy algo y Eliseo Bayo me abre su corro y me sienta junto a él y comparte conmigo su lumbre y su trozo de patata la que anda echándole sal. Nosotros, Bayo y yo más, afortunadamente, contamos las cosas porque nos han pasado, como dice Lauro Olmo, o porque las hemos visto, o porque las hemos oído, o porque somos capaces de imaginarnos toda la tragedia y horror que late detrás de esas cosas que nos han informado. Dejemos a los de la pirueta intelectual que se rompan la calabaza, que se la romperán al menor traspiés de su pirueta, y que se queden solos con sus dengues y suspiros exquisitos sin saber qué sabor tiene un trozo de patata asada con sal al amor de la hoguera y la camaradería de los que, como tú cercan el hambre de la verdad, la justicia, la democracia, la libertad… y, sobre todo, que todos seamos iguales, no que unos palmen siempre, pase lo que pase y mande quien mande, y otros campen -siempre también- hartos y en bienestar, sean de la oposición a lo establecido o no, manden sus amigos o sus enemigos, lo mismo da.
Eliseo Bayo, y en el primer trabajo que rompe el fuego de este libro,habla en seguida de la “servidumbre y miseria” del llamado reportaje social, y a lo largo del escrito lo pone largamente de manifiesto con los simples hechos de la cruda anécdota. Hoy anda muy desprestigiada lo que también se dio en llamar literatura social, y anda desprestigiada por quienes la bautizaron, quizás por los que hoy andan clamando su revisión, porque estos árbitros tienen eso: hoy sí y mañana no. El periodismo de esa clase anda igualmente mal catalogado, pero no tanto como los otros palos de la baraja literaria, y ello por la sencilla razón de que el periodismo no puede escaparse por las ramas de los absurdo y lo incoherente, pues su público multitudinario no se lo toleraría. Pero eso sí; a esos periodistas que indicen e inciden en el postulado de la pústula -pústulas sociales cuyos pilares básicos o piedras angulares son el chabolismo, los barrios pobres, la inmigración, los problemas obreros, la esquilmación del ciudadano corriente y vulgar-, se les ha llamado -se les llama-, despectivamente, “barraquistas”, “barriobajeros”, “obreristas”… Y, sin embargo -¡ay! esos “sin embargo”, suspiros con que don Antonio apostilla sus versos; don Antonio, por buen apellido Machado-, a esos títulos o diplomas vergonzantes yo les doy la vuelta de la honra y la honesta profesión y los considero como los mejores epítetos y el mejor doctorado, y por ello les digo y les diría a muchos: qué más quisieras tú que ser un barraquista, un barriobajreo, un obrerista, un populista, ¡desgraciao! Y escondo mi trozo de patata asada y cierro mi correo, porque si entraran en él, sóloo verían hipismo, folklore, costumbrismo, atracciónturística, ofreciendo briznas de lastima y de caridad. Eso los que aún tienen buena voluntad, que los otros…
Eliseo Bayo, sin importarle estos encasillados -sin importarle ni como diatribas ni como flores o requiebros-, sino solamente porque su condición humanan se lo exige, está metido de hoy coz en la búsqueda y puesta al descubierto de ese tercer mundo que el falso oropel de la deslumbrante sociedad de consumo quiso disfrazar y hasta ocultar. Conoce la servidumbre y la miseria de este tipo de reportaje porque bebe en sus fuentes directas. A veces, este tipo de periodismo mete en un brete al reporteado. Todos hemos pasado por el sacrificio de las cabezas de turco. Mas Eliseo Bayo evita el degüello inocente. Aunque pague platos que rompieron otros, platos que rompió el gacetillero sensacionalista sobre todo. No confundamos el lanzar una noticia a voleo, superficialmente informando -bajo el simple afán de granada rompedora-, con el análisis serio de la cuestión, convirtiendo el reportaje en un arma de defensa de este cascado turco o en piqueta demoledora del sistema,clanes o individuos avasalladores.
Ya no es de “buen tono” hablar de chabolismo, dice Bayo, y sabe por que lo dice. Él hacía tiempo que no hablaba de barracas, vuelve a decir más tarde. Pero una noticia aparecido en la prensa sobre cincuenta familias gallegas y portuguesas viviendo en un atúnel le llevó hasta allá. La excusa de “ventilaremos vuestro asunto en los periódicos y os ayudarán”, no era convincente. La anterior noticia había motivado el que esta “ayuda” consistiera en la amenaza de desalojo componiéndoselas como pudieran. Y a Bayo, entonces, esta gente, escarmentada le rechazaba. Y dice Bayo: “No se puede ser amigo de los pobres. Se es pobre o enemigo. Y basta.” El subrayado es mío.
O se está con ellos, con todas sus consecuencias, o sobras. Es lo que venimos diciendo todo el rato acerca del corro, el fuego y la patata asada.
Los periodistas son como cazadores introduciendo hurones en las madrigueras de la miseria y cobrando piezas. Los hurones tienen unas glándulas anales que despiden un olor sumamente fuerte. Las piezas huyen del hurón, salen a la luz y mueren. Son divagaciones y metáforas de Eliseo Bayo. Primero la servidumbre y miseria de esta literatura; luego las glándulas apestosas del hurón. Inevitablemente después lo de las soluciones. ¿Qué hacer? Es la eterna pregunta del escritor, su contradicción, sobre todo para el escritor de estos hechos y literatura. También lo dice Bayo. Copiamos: “Si es hombre hasta el final renunciará a dar soluciones, porque éstas no se hallan en sus manos. Las soluciones al problema que describe son totales y merecen palabras excesivamente gordas, tan gordas que se quedarían atrapadas en el angosto cauce de los medios de expresión”. El subrayada también es nuestro. Es la sociedad entera y no al escritor, a quienes les corresponde dar con las soluciones. Seguimos interpretando a Bayo. El escritor trata con seres vivos, no con muertos a quienes se les puede cambiar de postura. “No es un taumaturgo ni un iluminado, ni tiene capacidad para encontrar la solución justa.” Si se opina lo contrario, los problemas se resolverían como por milagro y el y el milagro sería el escritor. La misión del reportaje tienen que terminar forzosamente en esta encrucijada. Pero todos sabemos que Eliseo bayo ha puesto sobre el tapete, para que lo veamos las avestruces, la odisea de los norteamericanos en nuestros predios, la explotación que sobre ellos se ejerce y nuestra falaz discriminación; ha ventilado, hasta que su hedor nos impregnó a todos, la putrefacción de los prestamistas; nos ha relacionado con esas piltrafas humanas que venden lo único que les queda por vender: su sangre de expoliados; ha buceado en todas las trapacerías corrupciones de nuestra sociedad; ha… ¿Si esto no son soluciones; si plantear un problema no empieza a ser una solución; si…? Etcétera.
Yo diría que Eliseo Bayo es el creador del reportaje social. Y si no, el que le ha dado categoría literaria transformable en libro. Este largo periplo a través del de qué viven y por qué no mueren los españoles -sobre todo del por qué no mueren- nos lo evidencia.El drama de los jubilados, de los inmigrantes, de los charolistas; la lucha por la vida practicando el pluriempleo, trabajando toda la familia en casa en labores miserabilísimamente pagadas; las víctimas de los accidentes laborales y el disimulo de la enfermedad crónica por amor de conservar el puesto; la confusión del oficial panadero que se le llena el cuerpo de eczemas debido al producto adulterador de la harina y del que su mujer cree que es una eme que ha agarrado yendo por ahí con furcias; la picaresca del pescador que acabó viviendo en una barca para no pagar patrona, etcétera, desfilar por estas páginas. Es el “por qué” de los “por qué” no mueren los españoles. La exposición de cómo funcionan los tinglados de los prestamistas, las infatigabilidades de los pequeños empresarios, las martingalas de los adulteradores de los productos alimenticios, la picaresca al por mayor y al por menor, rebulle también en el libro. Son los “que”.
Y así tenemos a los millonarios de Valladolid, a los grupos de presión de Bilbao, a los de las inversiones extranjeras, a los usureros que prestan al ciento por uno, o sea, que te dejan setenta cinco mil pesetas cuando tu les pides cien mil siendo estas cien mil las que tienes que devolver. Al mismo tiempo yo diría que Eliseo Bayo practica el reportaje sociológico además del social, aunque tal vez sea lo mismo, perdóneseme mi desconocimiento de la filología y la semántica. Véanse sus trabajos sobre Cataluña a nivel africano, la sangría de Cataluña y ella negocio de ser catalán. Y el reportaje socioeconómico. Déjeseme continuar con estos téminos que trabuco y confundo. Y nos habla de la despoblación de las provincias españolas, del auge capitalista de la ciudad de Zaragoza y de su microcefalia, de…
Eliseo Bayo posee un gran estilo literario: Y yo se bien lo que me digo cuando digo “estilo literario”, ya que no confundo el buen decir con la retórica. La mayoría de los periodistas no escriben mal, pero si adecuadamente. Bayo, no. Eliseo Bayo escribe con agilidad, con desparpajo, con gracia, con sal, directamente, con rotundas figuras metáforas, con originalidad, pero sobre todo, escribe con amenidad. Ni los temas farfallosos, aquellos de la estadística, el porcentaje y el número por doquier, se le resisten.
Yo siento una gran admiración por el arte de escribir de Eliseo Bayo, Por su sabiduría eligiendo temas y por el impacto que sabe producirme tratándolos. El se patea la piel de toro arriba y abajo husmeando estos fascinantes, atrayentes y atrevidos temas. Vuelve a los sitios, a las fuentes de información, y observa, pregunta y sonsaca. Convive con aquellos de los que luego hablará. Y estos personajes que conoce y trata en sus peregrinajes, se adivina, aunque no sea cosa que Bayo resalte, que le quieran y están con él, poniéndose de su lado.
Recuerdo una vez en que ponderé sus trabajos y le pregunté de quién había a prendido tanto, me contestó: De ti.
Aquello era una gentileza de Eliseo Bayo. Porque yo quisiera ahora, y para cerrar este prologo, resaltar que la bondad de Eliseo Bayo escritor se hace extensible a su persona. Eliseo Bayo es un gran escritor y una gran persona, cosas estas que no siempre van juntas. Todos aquellos que le conocen personalmente no me lo negarán. Su sonrisa, restando importancia a todo cuanto hace y lleva a cabo, es como el marchamo de su firma y de su alma.
La afirmación ramoneada, aquella de que los hombres que carlancones de razón, se cumple en Bayo. Yo, en lugar de haber escrito este prólogo, hubiera preferido sentarme con él en nuestro corro -en el suyo y en el mío- y haber comido juntos esa enorme patata de nuestros sueños e ideales sazonada con la sal dela libertad, esa libertad que ahora, a él, tanta falta le haced un modo concreto mientras que los demás la seguimos echando de menos de un modo abstracto, vago y general, de un modo que no duele tanto como el otro, la verdad.
Francisco Candel, Barcelona, 20 de enero de 1975, para el libro "De que viven y por que no mueren los españoles"