El Tiempo que nos queda
crónica actual del pasado
Eliseo Bayo
“El asombroso paralelismo que hermana a los Poetas prehispánicos de México con los Poetas del Siglo de oro de España,
más allá de las contingencias históricas.
Se Presentan los temas coincidentes en los asuntos transcendentales".
Una cuidadosa incursión en la Poesía nahua, desde sus remotos orígenes hasta su destrucción por la Conquista del ya Imperio Español, iniciada
con el sangriento asedio y toma de México-Tenochtitlan, conduce a encontrar paralelismos —difíciles de explicar si no recurrimos al misterio
del subconsciente colectivo— con los poetas líricos y místicos españoles de los siglos XIV, XV, y especialmente del XVI y del XVII.
Este libro intenta establecer el «asombroso paralelismo» entre los siglos de Oro de la Poesía prehispánica mexicana y los de la española. Me refiero de manera principal a los textos nahuas, sobre los que existe gran documentación, pero presento obras poéticas de otros pueblos, como los kíchè, los Triqui, los Cuicateco, los Zapatocas, los Mixtecas, los Purépechas y los Chichimecas, todos de culturas que han sobrevivido, y cuyos poemas y cánticos son tan insondables como hermosos.
El náhuatl es el idioma en el que se expresaban diversos pueblos en el gran Valle de México y en sus alrededores, pero uno de ellos, los aztecas, habían sometido a otros pueblos lejanos, de un mar a otro, llegando hasta Chiapas y Guatemala, en donde hablaban distintos idiomas.
Es preciso señalar que cuando en España no existía la remota idea de la aparición de un idioma que acabaría llamándose español, las familias
lingüisticas mesoamericanas habían coexistido durante milenios; y en cuanto al náhuatl, ya se hablaba en el siglo VII y en el IX adquirió
relevancia política. En España habrá que esperar al siglo XIII en que Gonzalo de Berceo, depuró el idioma castellano. En esa época, las lenguas mesoamericanas estaban plenamente desarrolladas en cuanto a su forma y a la variedad temática de los asuntos que trataban.
Hay un extraordinario paralelismo entre el marco político del Imperio Azteca y la fusión o absorción de los Reinos de España en uno solo, que
acabará siendo Imperio. Ambos se erigen sobre otros pueblos a los que vencen y someten, asimilan la cultura de éstos y la transforman de
acuerdo con sus intereses expansionistas.
En España, las lenguas más antiguas como la euskera y la gallega, y las coetáneas como el aragonés y el catalán, son desplazadas por el castellano, que en rápida evolución por el creciente poderío de Castilla se convierte en soberana, y por efecto político pasa a ser denominada española.
En ambos casos, las entidades políticas llamadas España y México se asientan sobre una realidad social y cultural diversa: son multiculturales,
multiétnicas y plenamente diferenciadas entre sí. Están unidas en ambos casos por la fuerza de la unión ejecutada por un poder central y
centralizador, provocador de conflictos que se suceden a lo largo de los siglos.
Aunque las artes —arquitectura, escultura, pintura y escritura gráfica— nahuas y de las otras culturas mesoamericanas son diferentes y
opuestas a las europeas, no así ocurre con la expresión poética de temas esencialmente universales y por tanto comunes.
Más sorprendente aún, la poesía lírica y mística española tardaría casi dos siglos en alcanzar la elevación y la «inspiración divina» de su homónima nahua, como se verá en la yuxtaposición de textos de los principales poetas de una y otra cultura.
Tanto los poetas nahuas como los castellanos solían celebrar justas, torneos y debates literarios y teológicos en la Corte de sus respectivos
reyes, que también eran poetas. Están documentados en sus respectivas colecciones de Cantares. Habitualmente acuden al estilo de pregunta y respuesta como método para desarrollar su discurso.
Los poetas nahuas y los castellanos comparten una característica central: son la avanzadilla intelectual de sus pueblos a los que iluminan con
conceptos que éstos no pueden alcanzar en su inmensa complejidad. Es la misión de los sabios: elevar el conocimiento y formar una sociedad
basada en ideas trascendentes.
La Poesía nahua y la española son muy celebradas; sobre ambas abundan las antologías y son millares los críticos que se han especializado en
desvelar sus orígenes, y en desentrañar los procesos técnicos y espirituales que hacen de ellas una manifestación concordante con los conceptos universales.
Indagador de la poesía prehispánica americana y de la española —y también de la grecolatina, por haber traducido a sus principales autores—,
mi propósito es llenar un vacío que da título a este libro: presentar el asombroso paralelismo que hermana a los poetas más allá de las contingencias históricas. No pretende ser un estudio crítico-literario, al modo académico, ni reivindicar la originalidad y la profundidad de la poesía prehispánica y la española, sobre las que se han publicado valiosísimos e insuperables tratados. Para el lector mexicano no aportará novedad sobre la poesía prehispánica, pues los pueblos originarios —los auténticos dueños ancestrales del territorio— conservan sus lenguas y no sólo no han decaído con el paso de los tiempos, sino que, por el aumento de la población, constituyen, todas juntas, un acervo que incrementa la noción de identidad y da forma a sus aspiraciones políticas.
Para el lector español, que por lo común desconoce la inmensa producción literaria de las sociedades mesoamericanas, servirá —y este es mi
principal propósito— de espejo en el que mirarse bajo una nueva percepción: constatar que los grandes poetas del Siglo de Oro, que han moldeado su visión espiritual del mundo, no fueron una excepción aislada sino un eslabón de la cadena universal de creadores que indagan sobre su presencia en la Tierra, como intérpretes y portavoces del destino humano.
Antes de presentar los puntos esenciales convergentes en los poetas mesoamericanos y los españoles, es necesario trazar el marco general de
las dos sociedades en que se enmarcan y señalar sus divergencias estructurales:
Los Poetas nahuas y los españoles de los siglos de Oro paralelos no tienen como oficio escribir Poesía. Ambos pertenecen a dos estamentos
similares. Son Reyes o príncipes guerreros que escriben y se rodean, enel caso de los nahuas, de Sabios, tlamatinime, educados en las Calmecas, (Academias) especializados en escribir la historia y las cuestiones queafectan a la filosofía y a la ciencia; en el caso de los españoles, hay reyes que escriben poesía y tratados de gobierno y de organización social y religiosa, y nobles guerreros que la alternan con tratados del gobierno, y poderosos dignatarios del Estado y de la Iglesia que se ocupan también de la Poesía, servidos por altos clérigos que compaginan su labor religiosa con la Poesía, y en un tercer escalón están los intelectuales, en su mayoría clérigos, o funcionarios que dependen del sueldo que les da su trabajo o sus servicios a la Corte, y se agrupan en las Academias o en las Escuelas de las distintas corrientes.
La diferencia entre ellos se establece cuando en España se instaura un rígido control de la Iglesia dogmática, de acuerdo con los Monarcas, sobre sus producciones literarias mediante la censura obligatoria de los textos antes de ser publicados para mantener la unidad religiosa y
ahormar las cuestiones morales y las costumbres a sus directrices.
Los nahuas no tuvieron ese conflicto. La religión no fue cuestión de debate, ni de imposición de creencias, y éstas pudieron crear un clima de
unidad nacional, dejando la guerra y los conflictos en el campo estricto de las ambiciones territoriales y económicas.
El paralelismo de los poetas nahuas y los españoles abarca los temas de la existencia humana, el destino en la tierra, la Muerte y el más allá, con la diferencia de que en los nahuas el sentido de la angustia, propia del ser humano, es puramente metafísica y no se agudiza por las cuestiones políticas, mientras que, en los españoles la angustia que produce el despotismo del Estado y la imposibilidad de hacerle frente prevalecen sobre la metafísica, como se puede observar al leer sus poemas.
Ese es el principal acicate de los poetas místicos españoles, que buscan consuelo y refugio del estado de opresión y dirigismo de sus superiores jerárquicos en las realidades divinas. Algunos poetas nahuas pasaron por la cárcel y sufrieron persecuciones por las rivalidades políticas, materiales, pero ninguno de ellos sufrió persecución por manifestar sus ideas religiosas. Muy numerosos poetas españoles, empezando por los más esclarecidos místicos, Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Malón de Chaide, y otros de los que me ocupo en este libro, sufrieron persecución por manifestar sus ideas. Y todos los poetas, sin excepción, se vieron obligados a rehacer sus obras, a esconderlas e incluso a destruirlas, durante los tres siglos y más de medio que duró la censura de libros en España.